jueves, 24 de septiembre de 2015

POEMAS AL AMANECER Y DESPEDIDA A UN AMIGO



VEN

Ven dancemos sobre todos los silencios
hasta exprimir la nostalgia que cuelga de nuestra piel
Orlando Medina: Ven

Y mirándome dijo: ven; estoy acá, así como me vez,
Con el cabello alborotado y la piel suave.
Acá estoy esperándote,
Deseándote.

Y yo estoy acá, así como me conoces.
Los senos pequeños, 
Las manos grandes,
Con mis caderas de violonchelo
Y el fervor entre mis piernas
Así, como me deseas.
 
Estoy acá, esperándote.
Amante furtivo,
De remotos imperios has venido,
Y de cercanos presagios te has vestido.

Ven, deja tus amarras,
Ven, desnúdate,
Suelta la espada y déjate caer;
En mi cama,
En mi cuerpo,
Ven, déjate caer sobre mí.
 
Acá estoy, pero no prometo amarte,
Solo tocarte, besarte y dejar que te entregues,
Libar el sudor de tu cuerpo,
Eso sí, prometo amarrarte a mí y amarrarme a ti,
Hasta que nos fundamos en una sola mixtura,
Hasta que te moldees a mi cuerpo,
Hasta que te amalgames a mi textura,
Hasta que ya, no nos reconozcamos.


Ven, acá estoy esperándote.


TU ADIOS
Oswaldo Gómez Toledo                                                   A Álvaro Novoa, Q.E.P.D

          Si muero, 
dejad el balcón abierto. 
Federico García Lorca: Despedida

La muerte es tan curiosa, que juega siniestra con nuestro destino
Tocó primero a tu puerta sin ni siquiera avisar
Llegó primero arrestando tu vida

Estoy triste, pero sé que estás cerca, aún siento tu voz
Estoy triste no por ti, sino por mí
Porque te extraño, te extrañamos mucho
Te extrañaremos por largo tiempo, por siempre
Hasta que tus recuerdos nos den las fuerzas para persistir

Sé que no estas lejos, aún se escuchan tus carcajadas que nos trae la brisa
No estamos lejos, todavía queda en el ambiente tu onomatopeya
Esa del “Tarara rara...”, cuando celebrabas tus aciertos y triunfos 

Volveremos a vernos, No sé
Me despido de ti con gran nostalgia
Los muchachos te recuerdan
Mi corazón te dice ADIOS
¡Volveremos a vernos! No sé.
  
RÉQUIEM...

Y fuimos al cementerio
Vimos el féretro, mientras lo enfilaban hacia tu última morada
Vimos esos charcos estancados, después que el cielo lloró tu partida
Todos lo vimos, vimos la bruma triste que encapotaban los olivos 

Escuchamos el llanto, la tristeza merodeando el ambiente
Vimos el dolor en el rostro de tus hermanos, familiares y amigos,
El amargo silencio de Consuelo y el sollozo inconsolable de Viviana y Leonardo,

Lo vimos todo,
Todo esto, lo vimos

Sufrimos tu cortejo triste,
Sin embargo amigo,
Aún no creo que hayas muerto

Hasta siempre Varo...

martes, 30 de junio de 2015

CUANDO ME HAYA IDO



CUANDO ME HAYA IDO                       
Oswaldo Gómez Toledo

“Cuando yo me vaya, no quiero que llores,
quédate en silencio, sin decir palabras,
y vive recuerdos, reconforta el alma”.
      Carlos Alberto Boaglio: Cuando me vaya

Cuando me haya ido no me guardes luto;
No me llores que la muerte no es una página en blanco,
No me eleves plegarias y no trates de resucitarme en un grito,
Enciérrame en tu memoria como a los sueños, ellos nunca mueren

Cuando me haya ido vierte mi despojos mortales al viento,
No me circundas con cirios ni candelabros, léeme un poema, y
No busques tu mochila Arhuaca en ella me llevé tu sonrisa,
También el arete con la luciérnaga que me guiará con su destello

Cuando me haya ido no fenezcas conmigo, vive por los dos,
Siembra un árbol, busca en el buró mis poemas y mis canciones,
Acicala tu vestido de florecitas de azahar y baila mi mejor canción frente al espejo
Y si escuchas algún susurro no te asustes, es el viento trayéndote mi voz

Cuando me haya ido busca mis poemas aromados bajo tu almohada;
Descálzame que cabalgaré como potro salvaje en las alas del viento,
Desgaja el racimo de poesía que parió mi memoria extinta
Y declama mis poemas que la poesía es la única luz que no se apaga

Cuando me haya ido sabrás por qué forniqué con las hetairas de los burdeles.
Abre la bitácora  de los amantes furtivos, allí viven orgiásticos sueños eróticos,
Sepúltame en la praxis de la memoria, inmortalízame en un poema de Neruda
Quiero que sepas que nunca me entregué a la muerte, ni le temí a los adioses

No permitas que mi marcha sea la ruina de todos tus sueños
Porque cuando me haya ido, seré un habitante más del silencio estoico.


lunes, 9 de febrero de 2015

POEMARIO "LIBÉLULAS EN MI VENTANA POEMAS Y OTROS CUENTOS"




A MIS TEMORES


Estas palabras se esfuman,
las he visto alejarse, las he sentido desaparecer,
las reconozco y no creo en ellas
                 
             Adriana Patricia Tuberquia: “Con el alma al aire”


Cuando besas la comisura de mis labios
No es solo mi boca la que te recibe
Es también mi alma la que te siente
Te abre la puerta para que recorras sus rincones
Y descubras los temores, pelees con ellos y los destierres
Hazlo tú, ya que yo... les tengo miedo

Y se mueven como gigantes abatiendo mis sueños

Cuando besas mis labios, me das fuerza para llenarme de motivos
Motivos para reír, para amar, compartir y ser feliz
Eres mi motivo, el que quiero y deseo, el más bello que tengo
El más profundo que siento

Toma mi mano y besa mi alma, que te necesita para volar

Te regalo las palabras, la sonrisa, la alegría, los sueños y la magia
Olvida las dudas y la tristeza
Ellas son dos viejas amigas que de vez en cuando vienen y me visitan

Las atiendo en la sala y les cuento mis confidencias
Ya les hablé de ti y sé que sienten celos
Por eso apresurémonos amor
Que ellas no descansan.


TRAS SUS RECUERDOS



                                              Tú eres el habitante de los reflejos y los ecos,
pero aún oigo tu voz y tu corazón y veo tu sonrisa
y tu barba blanca y tu mano fuerte.
       Vicente Gerbasi: Mi padre el Inmigrante

Agarré del alambre las camisas y los pantalones,
Llené el morral con mis penas y me marché
Atrás, quedó el rancho al cuidado de los perros, el loro y el espejo;
Antes de cerrar el broche del quitaipón, liberé las cadenas, la jaula y la luz.
Cogí la punta del camino a la deriva y caminé hasta despuntar la luna,
La que acompaña mis pasos errabundos en cada anochecer.

Así, partí aquel día.
Dejé en el patio mi mochila colgando del horcón
Apagué las brasas, retiré la leña del fogón y guardé los corotos en la alacena;
Entonces, arranqué la foto donde estás con mi perro y la guardé en un bolsillo.
Pasé al kiosco del patio, donde manos invisibles mecían la hamaca y la desguindé,
Para no imaginar que eres tú, durmiendo infalibles sueños rezagados.

Desde la colina, veo el rancho recostado sobre el suelo, por la puesta del sol  
El cedro ha madurado, vistiendo con flores magentas el otoño de tu ausencia   
Las torcazas ya no descansan sobre las cuerdas del telégrafo a canturrear
El viento ya no se enreda con sus susurros entre las hojas de los tamarindos
Y ya no se escuchan los gallos anunciando las madrugadas, todo está inmóvil.
El pueblo está quieto, la iglesia sin sus golondrinas peregrinas en su campanario
No solo a mí me dolió tu partida, el tiempo también siente tu ausencia

A veces, me dan ganas de volver
Y esperar, para ver tu figura tangible entrando por el portal del rancho
O salir al camino, cuando los aullidos de los perros me anuncien tu llegada
Luego me pongo a pensar y entonces no vuelvo, por temor a la soledad;
Por miedo de sentirme solo, ver tú café enfriándose sobre la mesa triste
Escuchar al loro parloteando tus locuras, pararme frente al espejo y ver tus ojos
A eso le tengo miedo, vivir de tus recuerdos atados a las paredes del rancho.